Cuatro terribles crímenes, sin relación aparente entre ellos excepto 
las piezas de ajedrez encontradas en todos los escenarios, harán que 
tres personas completamente distintas, cada una con su propia 
motivación, se vean inmersas en una trama más retorcida de lo que 
podrían haber imaginado.
Andrés Núñez, un inspector de la policía ex alcohólico, se encontrará
 absorbido por el caso, mientras lucha contra sus propios demonios.
Fernando Roca, el comisario al cargo dentro de la Brigada de 
Homicidios de la Policía Judicial, deberá encontrar al culpable antes de
 que sus superiores decidan usarle como cabeza de turco.
Carlos Sanz, periodista y fotógrafo, estará dispuesto a hacer 
cualquier cosa para obtener el reconocimiento que, tras muchos años de 
profesión, está finalmente consiguiendo gracias a los recientes 
asesinatos.
¿Serán capaces entre todos de descubrir al asesino y detener los horribles crímenes? Y, ¿qué precio deberán pagar para hacerlo?
Esta es la historia que se plantea en esta novela: una trama de 
violencia, de corrupción y de venganzas, que nos invita a seguir las 
vidas de tres personas con un objetivo similar, arrastradas a una 
espiral de crímenes de la que no pueden ni quieren salir.
En un plano más material, nos encontramos con un libro de 112 páginas
 editado en septiembre de 2012 por ediciones QVE, en formato A5, de tapa
 blanda con solapas. La primera novela publicada por David J. Skinner (que no escrita), mas no por ello de dudosa calidad, como demuestran las diversas reseñas y comentarios de sus lectores.
Mi opinión personal:
Cuando me llegó el libro me sorprendió las pocas páginas que tenía, y debo reconocer que era bastante escéptica al contenido, ya que además, no soy muy dada a la novela negra.
Pero cuando comencé a leerlo ya no pude soltarlo hasta acabarmelo, porque si una cosa ha logrado David J. Skinner es mantener el misterio de quién será el asesino, de forma que lo que uno quiere conforme va leyendo es encontrar la solución al puzzle de pocas, pero efectivas piezas empleadas por el autor.
Es una lectura perfecta para una tarde tranquila, con una trama sencilla y centrada en lo que importa. David J. Skinner no se ha andado con rodeos en su novela, pero ha aprovechado al máximo las 122 páginas de las que se compone su libro, haciendo que merezca la pena leerlo.
Desde aquí quiero aprovechar la oportunidad y agradecerle a David el detalle y la confianza puesta en mi para presentar su novela a principios de marzo en Valencia darme la posibilidad de leer su obra y poder conocer al autor en persona.
 
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